6/21/2017

Digital: La emulación de la fotografía real


Aunque no soy muy viejo, nací en una época en que para tomar una fotografía necesitabas un rollo de película.

La primera fotografía donde aparezco fue tomada con una cámara de 110, así como muchas mas durante los siguientes años de mi vida. En la universidad aprendí fotografía con una cámara reflex Nikon manual (FM10) en los años en que la D1 aún estaba en desarrollo. A través de los años, las personas de mi edad observamos una revolución en el modo de capturar imágenes. Desde los primeros anuncios televisivos de la "Mavica" de Sony, hasta la última cámara en el celular de moda.

Y es que a todos nos gusta hacer fotografía. Todos tomamos fotos, plataformas como instagram y flickr lo demuestran. La fotografía digital ha hecho conveniente y fácil el hacer eso que nos gusta, sólo disparamos y disparamos el obturador tomando cientos y a veces miles de imágenes sin restricción y de forma gratuita. Antes, además de comprar la cámara fotográfica, debías pagar por la película y después pagar por el revelado de las fotos que habías tomado con ella. Hoy solo apuntas, disparas y revisas tu foto, sin intermediarios, sin el límite de 12, 24 o 36 que te ponía el rollo de 35mm en sus diferentes presentaciones, sin espera, una fotografía inmediata.

Sin embargo, esa libertad viene con un precio. Y es el no poseer realmente las fotografías como tal. Déjame explicarme.

¿Alguna vez has encontrado un paquete con viejos negativos? En casa de tus padres o de tus abuelos. Seguro si, y si no, ve y busca, seguro lo harás. Al tener el negativo en tus manos, solo debes levantarlo y colocarlo ante una fuente de luz para ver que es lo que contiene. Te encontrarás entonces viendo las fotografías y en algunos casos reconociendo personas en ellos.



Sólo debes levantar le negativo y mirar para entender que sucede en la imagen, aún si no haces ampliación de ellas. Si llegas a encontrar diapositivas, podrás ver la imagen tal cual.

Ahora, imagina que además de una serie de negativos, encuentras una cámara Sony Mavica con su disquete de 3". Si quieres ver las fotos que contiene, vas a tener que hacer un poco más que solo levantar la mano con él.




Necesitarás una vieja computadora, o una unidad especial para leer esos discos. Dependiendo de la cultura digital que tengas, será fácil o difícil conseguirlo. Si sólo tienes a la mano computadoras que a duras penas traen unidad de DVD o CD ROM, seguro te será complicado y si eres de tablets y smatphones tal vez ni siquiera habías visto un disco de estos. En cualquier caso ver las fotos dentro de él requerirá de varios pasos.

Eso es porque las fotografías digitales son sólo una emulación de la fotografía real. No me mal entiendas, la emulación es esencial para nuestro mundo digital, gracias a ella funcionan impresoras, videojuegos y consolas virtuales para trabajar con diferentes sistemas operativos al mismo tiempo, gracias a una simulación computarizada es posible entrenar pilotos y hasta médicos, no se trata de algo malo, pero a final de cuentas no es real.

Nuestro gadget de cabecera está repleto de paquetes de información binaria que nos van a mostrar una imagen cuando sea interpretada por un hardware y un software especial, una pantalla y un visor de imágenes, pero en el estricto sentido, son solo ceros y unos.

Cuando tomamos fotografía con película, la luz se introduce a nuestra cámara golpeando la emulsión y provocando un cambio químico en ella. Al avanzar el rollo para tomar otra fotografía, esa porción alterada por la luz se mantiene ahí, esperando a ser tratada con químicos en un laboratorio para ser transformada en una imagen. Cuando terminamos el rollo, tenemos en nuestras manos un cartucho con una tira de película con 24 o 36 porciones que representan una potencial fotografía.

Cuando tomamos fotografía digital, la luz entra a la cámara provocando una alteración eléctrica en el sensor de ésta. Por un periodo de milisegundos, el sensor es alterado como la película, sin embargo esa alteración no se mantiene en el sensor, a diferencia de su contraparte análoga, el sensor envía esa información a un procesador especial para ser codificada como un archivo digital que se guarda en un medio de almacenamiento. Acto seguido el sensor vuelve a sus estado inalterado, borrando el rastro que la luz dejó al entrar en la cámara. En el sentido estricto de la palabra, la fotografía, la escritura con luz se ha borrado, dejando en su lugar una descripción de ella conformada por ceros y unos.


Hasta este punto, ya sea digital o análoga, no tenemos aún fotografías como tal. Pero la ventaja de lo digital es que podemos ver lo que la cámara ha captado.

Una vez revelado el rollo, la fotografía análoga le gana por un paso a la digital, pues la fotografía se vuelve real, ahora existe y la podemos tomar con nuestras manos. Incluso olerla. Para alcanzar esta condición de realidad, la fotografía digital debe materializarse en el mundo tangible, no depender de una pieza de hardware para ser admirada, volverse análoga para poder estar en nuestras manos.

La solución obvia es imprimir la foto, sin embargo, ¿cada cuanto imprimes tus fotografías? Yo no lo hago. Yo mantengo mis fotografías digitales en el mundo virtual, compartiendo en instagram o en flickr, viviendo en la emulación como muchos de ustedes, cargo cientos de fotos virtuales en mi celular, tengo otros cientos o tal vez miles grabadas en un DVD que dice "fotos 2005-2007". ¿En realidad tengo esas fotos? ¿Que pasará el día que el DVD llegue a ser como el disquete de 3"?

¿Cuantas historias conoces de personas que perdieron sus fotos con una falla en su disco duro o en su tarjeta SD, o cuando perdieron o les fue robado el celular? ¿Cuantas historias conoces de gente que haya perdido sus fotos porque su álbum fue destruido?

Dejar tus fotos en una celular o una computadora es lo mismo que dejar tus fotos en un rollo sin revelar. Con la ventaja de poder verlas cuando lo desees en tu dispositivo electrónico, pero con el peligro de que tarde o temprano desaparezcan.

Esta no es una reflexión contra lo digital, es una reflexión a favor de la fotografía impresa, de la fotografía que no necesita pilas para ser vista. Es una invitación para materializar nuestras tomas, ya sea con una impresora o con un servicio dedicado a la fabricación de álbumes fotográficos, démosle cuerpo a esa memoria de vida que vamos escribiendo a través de imágenes, memoria que, mientras se mantengan en el mundo de la emulación, es vulnerables de ser olvidada en un futuro.

Si por fin consigues el lector de disquetes de 3", verás que esas fotos son muy pequeñas para el estándar de resolución actual. Eso, no pasa con la película.